viernes, 14 de marzo de 2008

Pequeño Relato de Oscuridad y Vida


De una forma inédita, espeluznante, incluso repugnante, siento mis pies descalzos ante el mundo que me agobia alrededor. Un mundo triste y descolorido, pero real, incitador y vivo. Mis cuerpos están juntos en un lugar que no entiendo, como un niño en un valle gris y desolado. Es el espíritu de la muerte quien me da vida por las mañanas, y es la vida misma quien logra aniquilar mis sueños cuando entra la noche. Y la luna, cuán brillante y dulce luna, me abraza en un estrellado cielo de amarguras inmensas pero volátiles; increíbles pero evitables. De alguna u otra forma, siento la nostalgia invadir mi cuerpo a estas horas, cuando mis ojos se nublan en la oscuridad inmensa de mi cuarto cálido y gélido a la vez. No logro comprender las palabras que nacen en mi mente y es la misma agonía quien me intenta acuchillar por mi espalda, vértebra por vértebra. Estoy vivo, inseguro y asustado. El terror inunda mí alrededor pero aún no me llena; estoy asustado pero vivo. Allá afuera me espera otra vida, lo sé. Un nuevo día con un amanecer viene llegando, y naceré de nuevo, radiante y soberbio. Luego, ineludiblemente, volveré a caer en este trance temporal que hiere mi inocua mente sesgada por la alegría; aquella que buscamos tanto y tan desesperadamente. La misma alegría que confundimos con felicidad, que nos desespera y termina lastimándonos.

Soy versátil, lo puedo confesar, pero no acepto que alguien juzgue mi placer de buscar la verdad. Creo no encontrarla, y esa es mi alegría, pues la verdad está tan escondida que su búsqueda es el único sentido inteligente que la vida me ha dado. Quizás odie la vida, pero no significa adorar la muerte, puesto que la dualidad existe, soy yo, pero no es la única verdad, pues también escondida está. Igualmente soy precario, sin ser humilde mi humildad me emociona. No busco la aceptación social puesto que la sociedad primero debe ser aceptada por mí. También soy sagaz, pero no hay importancia en aquello, es sólo la cualidad con la que me atrevo a escribir estas mismas palabras. Quizás no las muestre, ni lea, ni queme; pero como palabras humanas hay que quererlas y cuidarlas y beberlas. Sí, beberlas como si fueran agua cristalina cayendo de las diáfanas aguas de una montaña escarchada. En fin, no importa como soy, pues moriré. No importa lo vivo que esté, pues sigue importando como soy.

Mis pies siguen atormentándose a estas horas de la noche, y la luna me mira con ojos de ternura. Quizás sabe lo que siento, quizás sólo es satírica. Yo, por mi parte, intento obviarla, y creo saber mi condición de soledad; y la del mundo. En realidad siento la vida como un obsequio natural del cuál debemos desprendernos cuando ya no nos sirva. Y no es la vida quien es sagrada ni divina. Es sólo vida, nada más. No vale nada. Y mis dos cuerpos se juntan de nuevo, y vuelvo a sentir esta ternura de la luna candente. Comprendo por fin lo que me dijo en sus brazos, la vida sigue valiendo nada para mí. Yo soy vida, yo soy sagrado y divino; sin mí…ahora la vida vale nada.

Y es la vida quién me llama con lágrimas en sus ojos…

1 comentario:

Anónimo dijo...

aquello que escribiste...es tán

es como desnudar tu alma wn...la vision de tu texto es tán personal pero efusiva a la vez, con una calma y serenidad inquietante :S

no es precisamente es el lector el que tiene que sentir tal escrito, tiene que integrarlo y poder ver de acuerdo a tu percepcion lo que escribias... es demasiao sensato, simple y complejo a la vez no sé wn ... me gustó definitivamente no es como el cómun de lo que he leido :D felicitaciones, esto se llama estilo ^^